domingo, 23 de junio de 2013

Un amor con puntos suspensivos

Yo andaba por las calles entre tanta gente, pero nadie podía darse cuenta lo que sucedía, era mi corazón, había un problema con él, no palpitaba como antes, sus cicatrices no sanaban, el tiempo no ayudaba, sentía que era una luz intermitente que ya no podría más y se apagaría.

Pero con el pasar de los días apareció alguien, que con sus palabras y esos pequeños detalles empezó a aliviar ese dolor, ese palpitar regresó, y las cicatrices se desvanecieron. Ninguno aceptaba esos sentimientos, apareció como un amor disfrazado de amistad, nuestros días eran llenos de risas, y gestos que para otras personas serían incoherencias y locuras, pero para nosotros era lo más divertido, aquel lenguaje que quizás sólo él y yo entendíamos,  esas caminatas sin importar a donde nos llevaría con conversaciones durante horas, sin aburrirnos de nosotros ni por un momento.

Y no fue una ilusión; cada beso, cada caricia, cada sonrisa fue real. Era un amor sin etiquetas, sin rumbo fijo, dejé de pensar y sólo sentí, dejé que sólo los momentos me guiaran. Ese amor que vivía era como una flor que iba floreciendo y que no sabría cuando se iba marchitar, un sueño del cual no quería despertar. Tanta perfección asustaba, pero sus abrazos y besos me tranquilizaban, creí cada palabra que dijo, cada sonrisa que me regaló y cada beso que me dio.

Con el tiempo las palabras ya no eran suficientes, necesitaba saber hacia donde iba esto, sabía cual era la pregunta pero tenía miedo de saber la respuesta o tal vez ya la sabía pero dolía aceptarla. Iba  enfrentar la situación pero antes de que esto ocurra, él se adelantó, escogiendo la opción de desaparecer sin razón alguna y sin decir un porqué, no saber de él producía en mi un vacío, cada minuto era eterno, necesitaba de él.

La agonía siguió hasta que decidió aparecer después de algunos meses, deseaba con cada pedazo de mi alma y mi ser verlo, saber de su vida, sólo ver su sonrisa y saber que todo estaría bien. Pero sentí que ya no era él mismo, no sé si él cambio, o ambos lo hicimos pero estábamos tan distantes en donde la distancia entre nosotros sólo era una pequeña mesa de centro, ya no me miraba como antes, pero el sentimiento seguía ahí intacto sin rasguños, como un pequeño cristal que aun brillaba.

No sé si fue destino, suerte, casualidad llamenlo como quieran, pero sólo sucedió sin planearlo;  lo vi con otra chica, sus gestos, sus caricias con ella eran las mismas que conmigo. Creo que el dolor es difícil de explicar, la decepción y la ira se adueñaron de mí, y en mi cabeza quedó impregnada esa imagen ,se repetía una y otra vez como una película trágica , mostró ante mí una cara de él que antes nunca vi, recordar las palabras que me decía eran balazos y puñaladas a mi corazón, pues ni eso basta para describir lo que sentí, no había hacia donde huir, era una pesadilla quería que me despierten y así fue desperté de ese sueño. En aquel espejo vi reflejado su rostro, ese espejo se rompió y ya no supe quien era..

Lo quise, luego le tuve cariño, después lo detesté, ese odio me consumía intenté olvidar pero luego ya no quise hacerlo, no quise olvidar a esa chica que fue feliz, ni esos efímeros momentos, que aunque fueran efímeros dejaron huellas, ni esos lugares que compartí con él. Tal vez sólo superar y recoger con el tiempo cada pedazo de ese cristal que se rompió, no se sabe si se volverá a unir, pero lo pienso descubrir. Cada lugar en donde estuvimos no iba a desaparecer siempre permanecerían en mi mente, pero poco a poco ya no dolería tanto, se convertirían en gotas de lluvia que de vez en cuando aparecerían.

Jamás existió un "adiós" ni tampoco un "quédate", él sólo siguió y yo también, no hubieron explicaciones ni razones, no tuvo final, tampoco sé si tuvo un comienzo lo único que sí se, es que sólo quedó en puntos suspensivos...



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